PARÁBOLA
¡Qué importa la palabra,
si sólo expreso la idea…
tan simple, cruda y amarga,
que el andaluz, que la lea,
si quiere, puede juzgarla.
¡Andaluz, que naces
en el campo..!
Juegas, de niño,
en la casa de tu amo.
Corres por los trigales
que verdean su prado.
Creas tus ilusiones
al tenerlo como hermano.
¡Andaluz, que trabajas
en el campo…!
Sembrando el trigo,
en la hacienda de tu amo.
Pretendes que dé la tierra
el fruto granado y sano,
y entregas, con entereza,
lo mejor de ser humano.
¡Andaluz, que vives
en el campo…!
Cultivando el trigo
de tu amo.
Expones tu rostro al viento,
y al gélido frío serrano,
dándote en cuerpo y alma
al trabajo cotidiano.
¡Andaluz, que sudas
en el campo…!
Cosechando el trigo
de tu amo.
Trabajas, de sol a sol,
en el cálido verano,
y vas dejando la vida
a golpes de hoz en tu mano.
¡Andaluz, que sufres
en el campo…!
Llevando a su granero
el trigo de tu amo.
Aumentas su despensa,
ya abundante todo el año,
y recibes por salario
pocas monedas a cambio.
¡Andaluz, que mueres
en el campo…!
¡Qué duro fue el trabajo
en las tierras de tu amo,
entre los fríos de invierno
y calinas del verano!
¡¡ Atrás dejaste la vida,
en un suspiro lejano…
Atrás quedaron las penas,
vientos y aromas del campo…!!
Carrascosa.
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